E T A P A S

Según los psicólogos, una persona pasa por múltiples etapas a lo largo de su vida. Niñez, infancia, adolescencia, adultez... Y cada una tiene las dos caras de la moneda. Cada una tiene la parte de caídas, aprendizajes y experiencias, y la parte de diversión y locura. 

Lo que no te cuentan es qué parte es cada momento. Eso te toca averiguarlo, y la mayoría de las veces, averiguarlo en soledad.


En mi niñez, aprendí que la locura es un tesoro que muy pocos saben valorar. Que los amigos que haces pueden durar toda la vida. Que la familia siempre te va a proteger y a cuidar. Que es importante respetar a los demás, tener una buena educación y aprender a perdonar y a seguir adelante.

En mi adolescencia, aprendí que esos amigos de la niñez pueden acompañarte en tus idas y venidas, o tomar caminos diferentes y enseñarte a valorar lo que no quieres de ellos. Que la familia, aún con discrepancias por rebeldía, te aconsejará y te guiará para que tomes tus propias decisiones con cabeza y madurez. Que muchas veces te faltarán el respeto, te harán daño, no te perdonarán tus errores, pero aprenderás que no hay que responder como responden, y que ese daño te hará más fuerte. Que te puedes enamorar locamente de las personas, y puedes perder la cabeza. Que igual que vives el amor, te pueden romper el corazón, y no será el fin del mundo. Que si quieres algo, tienes que luchar por ello, y que muchas veces no va a ser fácil.

En mi adultez, aprendí que los amigos son bienes preciados que hay que cuidar y alimentar, y que no es la cantidad, sino la calidad. Que la familia siempre te esperará con los brazos abiertos cuando tengas un mal día y todo lo veas gris, y te enseñarán todo lo que te falte por aprender. Que el amor es algo más que amor; es confianza, respeto, igualdad, pasión, diversión, pero sobre todo, es sentimiento sincero y puro. Que muchas veces no sólo basta con luchar por lo que quieres, que muchas veces habrá trabas y obstáculos que pueden ser imposibles de derrumbar.


Cada etapa ha sido más difícil que la anterior, pero mucho más entretenida. Descubrir, experimentar, tantear. Ver la misma vida con ojos diferentes. Ver el mismo problema desde perspectivas diferentes. Verte a ti misma crecer, madurar y superarte.


En mi senectud, lo único que espero es poder seguir contando que aprendí más cosas sobre la vida que aún no conocía ni llegaba a imaginar.

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